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Características principales

Título del libro
La bruja del acetato
Autor
Rodolfo Martín Campero
Idioma
Español
Editorial del libro
Vleer
Tapa del libro
Blanda
Con índice

Otras características

  • Con páginas para colorear: No

  • Con realidad aumentada: No

  • Género del libro: Literatura y ficción

  • Tipo de narración: Cuento

  • Edad mínima recomendada: 10 años

  • Edad máxima recomendada: 100 años

  • Escrito en imprenta mayúscula: No

  • ISBN: 9789874744364

Descripción

Campero señala que la mente se nutre de recuerdos, conjeturas e invenciones, desde que nacemos hasta que morimos. Con el decurso del tiempo esas reminiscencias, que suelen ser paradojales, entre gozosas y nostálgicas, se ingenian para aferrarse a algún recóndito rincón del baúl de la memoria. A veces suelen ser evocaciones parciales y algunas otras son páginas firmes de esa curiosa biblioteca que ampara en la mente las intimidades de cada uno de nosotros. Transcurridos años de encierro suelen salir al descubierto para liberarse del olvido que, como bien dice Horacio, acecha "en el traicionero mañana". Llegado ese momento, los hechos imponen una exploración exhaustiva, de modo que cristalicen en el propósito de ser representados del mejor modo. En este nuevo libro de Campero los textos son variados, aleatorios, algunos surgidos de acontecimientos reales y otros producto puro de la imaginación, y muchos de ellos pincelados con un toque de humor."

En el prólogo de este libro, escrito por Rodolfo Terragno, se señala que: "García Márquez decía que la vida es lo que uno recuerda, y cómo lo recuerda. Este libro de cuentos, hecho de recuerdos e imaginación, es la vida memorizada y fantástica de Rodolfo Martín Campero. Podría haberse titulado, parafraseando a Calderón de la Barca, La vida es cuento. Hay, en sus páginas, imágenes conmovedoras... Campero tiene un notable uso de los adjetivos y los verbos. Los asombros se "destierran", las noches "culminan". A la manera de Góngora ("las lágrimas cansa-das") hace, en muchos pasajes, que sean a las cosas, y no a las personas, a las que les pasen los hechos: no es el que bebe, sino el vino el que carraspea. El párrafo que comienza con "El último episodio de violencia familiar, cuando cayó borracho al rancho ..." es reminiscente de la mejor literatura sudamericana: una condición que Campero ya había adelantado en El marqués de Yavi. Leer el retrato literario "Obdulio, el telegrafista", es como verlo en un video. El final es mágico...".